A solas en «la isla de la calma»

Biniancolla

Viajar es una de mis pasiones, los últimos seis años he veraneado en Menorca, mi isla favorita, como sabéis; he estado allí en plan vacaciones de amigos, en pareja, con una amiga, con varias… este año, tocaba sola. Necesitaba recomponerme, el pasado año fue duro, perdí a un ser muy querido, a mi padre, mi ángel… Los meses pasados al verano fueron muy duros, hay que aprender a vivir con ese vacío que deja la persona amada y es muy, pero que muy difícil.

Por este motivo, pensé que me vendrían bien unos días a solas frente al mar y, ni corta ni perezosa, hablé con mi amiga Gloria Vanni, la “anfitriona perfecta”; llegamos a un acuerdo y me alojé en el paraíso, Casa Binimares. Un hogar para disfrutar de la paz, vistas directas al mar, ubicado en Biniancolla, al sur de la isla, apartado de las playas abarrotadas de turistas y en una urbanización de casas encaladas, la construcción típica menorquina.

Vistas desde el jardín de Casa Binimares, el mar al fondo.

Gloria me preparó la mejor habitación en la primera planta, donde desde el balcón podía contemplar el mar, la salida del sol, su ocaso y la luna de plata reflejada en el mar; tuve la suerte de coincidir con días de luna llena.

Antes, todo merece contarlo, ella, Nino y Timo fueron a buscarme al aeropuerto y antes de ir a Binimares me invitaron a cenar en su otra casa de huéspedes, Casa Bonita Menorca. La hospitalidad en su esencia más pura.

Fueron cuatro jornadas bien aprovechadas en los que descansé, desconecté del trabajo, de problemas e inquietudes y de todo el ruido mental que tenemos a veces y que, en ocasiones, acrecienta tanto mensaje por teléfono y tantas redes sociales. No imaginamos el daño que nos hacemos con tanta tarea a través de esa pequeña pantalla que es el móvil y en la que parece nos va la vida, en ocasiones.

Luna de plata desde la terraza de Casa Binimares.

Eran pocos días y me moví principalmente por Mahón, su puerto me tiene enamorada, Es Castell, Binibeca, Cala Torret, Punta Prima y Biniancolla; la punta sureste de la isla. Me subí a un tren turístico que recorre esa zona y en un punto descubrí que la vista alcanzaba a ver el faro de la isla del Aire, una foto inmejorable.

Faro de la Isla del Aire desde Biniancolla

Por supuesto, repetí, como cada año, la visita al poblado de Binibeca y aproveché para cenar en Bambú Menorca, si quieres ver puestas de sol inimaginables te lo recomiendo y, por supuesto, para cenar y tomar un cóctel.

Hay lugares donde uno descubre lo mejor y repite, Bambú es uno de ellos y El Faro de Cala Torret otro, si visitáis Menorca y queréis comer de lujo con vistas al mar… debéis sin duda reservar para comer o cenar en El Faro.

Por último, debo reconocer que viajé también a Menorca para recoger un magnífico libro, que siempre me regala Benet Guardia, sobre esta isla balear que publica RgM Ediciones todos los años como guía de la isla y en el que en esta edición tenía una pequeña colaboración: Menorca 100×100.

Puesta de sol en Binibeca

Kasti García. 15 de septiembre de 2023

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