Punta Cana y sus gentes

Todos soñamos con veranear en playas idílicas y de aguas cristalinas, en lugares donde la desconexión de la rutina diaria sea posible y donde podamos disfrutar de comida de calidad, experiencias nuevas y conocer lugares de ensueño.

Este año he tenido la suerte de recibir, por parte de mi hermano Lorenzo, un regalo de vida maravilloso, un viaje a Punta Cana, quienes me conocen saben que es el mejor presente que me pueden hacer. Ha sido un viaje de incentivos que él ganó para su empresa Habitat Proyectos, en la que me encargo de las redes sociales y temas comerciales. He de reconocer que el Caribe no estaba entre mis destinos, pero viajar es mi pasión y consideré que República Dominicana bien merecía una visita y a la vuelta debo reconocer que así es. Esas playas y la hospitalidad de sus gentes no defraudan y compensan el largo viaje en avión.

El plan era para dos y decidí invitar a mi amiga y compañera en Mary Kay, Puerto. Ambos hemos descansado, disfrutado y conocido gente maravillosa de toda España, creo que lo mejor que puede uno llevarse de un viaje son las personas que conoces en él. Nos juntamos un grupo de cerca de 90, con unos hemos tenido más trato, con otros menos, lo normal entre tanta gente. Quiero citar a Joana, Nuria, Mónica, Antonio, Julia y Manolo. Gracias por compartir momentos de felicidad en Punta Cana. Y gracias a todo el equipo de Kitchen Exclusive por hacerlo posible.

Pearl Beach Club con Puerto, Julia, Nuria y Joana.

Como he dicho, de la República Dominicana me he venido encandilada con sus ciudadanos amables, serviciales, cariñosos y alegres. Aún me cuesta comprender esas sonrisas eternas cuando lo que te cuentan, y ves, es que les cuesta mucho salir adelante con sueldos bajos y jornadas de trabajo eternas. Aunque ellos siempre tienen una mano amiga y una amplia sonrisa para todos los que elegimos su país como destino turístico. Están agradecidos por ello.

En Punta Cana nos alojamos en el resort Catalonia Bávaro Beach, estupendo, magníficas instalaciones, animación diaria a todas horas y playa privada, lástima del sargazo que inundó la orilla durante la mayor parte de los días. A pesar de ello, disfrutamos de la playa y todo lo que el sitio ofrece para relajarse, como una gran piscina con barra incluida dentro de la misma.

Foto cedida por Puerto Martín

Lo que más me enamoró y gustó fue la excursión a Bayahibe y a la isla de Saona, la mayor de un archipiélago de cinco, nos llevó al auténtico y más genuino Mar Caribe. Aguas cristalinas y arenas tan finas como si fueran polvo, rodeadas de palmeras y excelentes para practicar esnorkel. Las fotos lo dicen todo.

De Bayahibe a Sanoa fuimos en catamarán, desde donde pudimos ver estrellas de mar en un viaje divertido y festivo a tope, hubo quien no paró de bailar bachata y bailes latinos en todo el trayecto. A mitad de ruta paramos en una playa a bañarnos y hacernos fotos en esas aguas turquesas y transparentes.

Foto cedida por Mónica Cedillo

Cierto es que en esa excursión conocimos la realidad de un país que lucha por salir adelante, vimos niños echando agua en nuestros pies llenos de arena para ganarse unos pesos, casas mucho menos lujosas que los resorts donde nos alojamos los turistas, etcétera. Mi vena periodística no puede ignorar la realidad y reconozco que la idiosincrasia más auténtica de un país es lo que también quiero conocer cuando viajo, aunque, en ocasiones, sea dura y no tan idílica como nos venden.

De cualquier manera, fue un viaje excelente gracias a Kitchen Exclusive y Whirlpool. En nuestra memoria quedará el recuerdo de unos días de relajación, esparcimiento y mucho baile. Ya empezamos a bailar el primer día con una “fiesta en blanco” en el Pearl Beach Club, allí iniciamos amistades, iniciativa a celebrar para la primera toma de contacto.

Foto cedida.

Kasti García Sánchez

Lunes, 27 de marzo de 2023

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